Dying Light (2015)
Parkour impío y putrefacto.
Aterrizamos en Harran, ciudad hecha mierda a consecuencia de un brote vírico zombi –efectivamente, otro más–. No sabemos qué ha pasado; tampoco importa demasiado. El caso es que manejamos a un tipo que trabaja para una organización que está muy interesada en encontrar el origen de la infección. Huele a culo, lo sé. Nuestro objetivo está claro: recabar información sobre el terreno, mientras evitamos que los zombis nos devoren y las bandas locales nos ejecuten. Así pues, entramos en contacto con un grupo de supervivientes que se ha refugiado en una de las torres más altas de la ciudad. Son jóvenes atléticos y gilipollas que han salvado la vida gracias a su habilidad para el parkour –si suena a chorrada grande es porque lo es–. La trama posterior se desarrolla a través de un puñado de enervantes y caóticas misiones principales, ninguna de ellas especialmente atractiva. Un político local, reconvertido en sanguinario cacique, será nuestro enemigo durante la aventura. Por el camino nos topamos con zombis de diferentes clases y planos para crear armas cuerpo a cuerpo, a la vez que acumulamos puntos de experiencia para desbloquear el árbol de habilidades. Todo muy “Dead Island”, pero mucho peor. La base técnica es la misma que la de este título de 2011, adaptada a la nueva generación. El resultado es poco sorprendente. Techland no se ha devanado los sesos con esta producción.
De los barrios bajos de Harran, al casco histórico de tan apocalíptica urbe: una experiencia decepcionante. Los recorridos por la ciudad llegan a resultar agotadores, el mapeado está completamente desaprovechado y las peleas con los muertos vivientes (aquí más duros que de costumbre) son un horror que desgasta nuestra paciencia. Al caer la noche la cosa se pone aún más chunga con la aparición de unos infectados especiales llamados “coléricos”. Este ciclo día-noche, que en principio era el principal reclamo del juego, queda reducido a un gran bluf desde el primer atardecer. Al final todo se reduce a correr sin parar, preferiblemente por tejados y azoteas, brincando entre edificios para evitar la muerte en el asfalto. Las mecánicas de juego priman la escalada y el plataformeo en todo momento. Desbloquear las “zonas seguras”, aquellas en las que tendríamos que pasar tan aterradoras horas nocturnas, tampoco se hace indispensable. De las misiones secundarias es mejor pasar, sinceramente; además de repetitivas son aburridas y desesperantes. Con la aparición de las armas de fuego, en la recta final de la historia, el juego se rompe de manera definitiva. Las últimas horas son un “tira para adelante” donde sólo interviene la inercia que nos confiere el deseo por acabar con tal tedio. ¿Es todo esto divertido? Pues no. ¿Ayuda jugar en modo cooperativo? Un poco.
Manu Castro
@ManuCastroLSO
(27-02-2017)
• Lo mejor: Jugar acompañado.
• Lo peor: La trama principal es aburridísima. Las expresiones faciales de los personajes, pura mierda.
Título Original: Dying Light | Género: Acción / Terror / Thriller | Nacionalidad: Polonia | Director: Adrian Ciszewski | Actores: Roger Craig Smith, Nazneen Contractor, Suraj Partha | Productor: Tymon Smektala | Guión: Jerrold Brown, Dan Jolley, Rafal W. Orkan | Música: Pawel Blaszczak | Plataforma: PlayStation4, Xbox One, PC | Desarrollador: Techland, Warner Bros. Interactive Entertainment (WBIE)
Sinopsis: “Dying Light” es un juego de acción, supervivencia y terror en primera persona, ambientado en un mundo enorme y peligroso. Durante el día, los jugadores recorren un entorno urbano extenso invadido por un brote infeccioso, escarbando el mundo para conseguir suministros y fabricando armas para defenderse de la creciente población infectada. Por la noche, el cazador es cazado, mientras los infectados se vuelven más agresivos y peligrosos. Más alarmantes son los depredadores que sólo aparecen después de la puesta de sol. Los jugadores deben usar todo lo que esté a su alcance para sobrevivir hasta la primera luz de la mañana. Para huir de tus numerosos enemigos este juego te permite navegar rápidamente por el mundo saltando sin problemas entre edificios, luchando por las paredes y cayendo sobre los enemigos desprevenidos. “Dying Light” se encuentra en un mundo enorme, ofreciendo ambientes amplios y variados, una gran gama de enemigos y un cuento sin esperanza de supervivencia donde los recursos son escasos y los infectados no son la única amenaza.
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