Glass (Cristal) (2019)
A true marvel.
El idilio de M. Night Shyamalan con la taquilla norteamericana apenas duró una década. Tras el tremendo éxito cosechado por «El Sexto Sentido» (1999), al director de origen indio se le abrieron las puertas del Valhala hollywoodiense. Su siguiente paso sigue siendo sorprendente a día de hoy. Es cierto que su «asalto a los cielos» vino de la mano de una película de género, pero acometer la realización de un film de superhéroes en el año 2000, no parecía la mejor opción comercial (aún estaba reciente el suicidio que supuso «Batman & Robin«). Llegados a este punto, entiendo que Shyamalan hizo valer los 293 millones de dólares recaudados por su cuento de fantasmas para convencer a los directivos de Touchstone Pictures (la Disney). Es cierto que ese mismo verano se había estrenado la primera película protagonizada por los «X-Men«, pero la producción de «El Protegido«, cuyo estreno tuvo lugar a finales de año, comenzó antes de que se iniciara el periplo mainstream de todos los superhéroes (más allá de Superman y Batman). Algo más tarde llegaría el «Spider-Man» (2002) de Raimi, apenas unos meses después de los sucesos del 11 de septiembre. Y aquí es donde «Unbreakable» se vuelve premonitoria al adelantar el mundo surgido tras la caída de las Torres Gemelas. En palabras del propio Elijah Price (un villano megalómano que planifica y lleva a cabo sangrientos atentados en su búsqueda de un verdadero superhéroe): “Vivimos tiempos mediocres, señora Dunn. La gente empieza a perder la esperanza. A algunos les cuesta creer que haya cosas extraordinarias dentro de ellos y de los demás. Espero que sepa comprender».
Cuando se aclaró el polvo levantado por esos dos enormes edificios, apareció la incertidumbre, el miedo y la desesperanza, sentimientos alimentados por un futuro descorazonador. La gente buscó una válvula de escape a una realidad de muerte y destrucción, y Hollywood estaba ahí para ofrecer una alternativa de coloridas capas y mallas ajustadas: la catarsis naíf del héroe sobrehumano. Ese dramático giro de la industria engulló e hizo desaparecer las novedosas propuestas de muchos cineastas, Shyamalan entre ellos. Atrapado por la sombra de sus éxitos pasados, asfixiado por una fórmula convertida en constringente seña de identidad, el autor de «La Joven del Agua» contempló como sus obras posteriores sufrían la incomprensión, el rechazo y la indiferencia de amplios sectores de crítica y público. Víctima de su propia profecía, fue expulsado del Olimpo, cayendo casi en el olvido. El «nuevo Spielberg», llegaron a decir de él. Lo que pudo ser queda para la especulación de una noche de cervezas. Lo que realmente es nos ha llevado hasta «Glass«, nutritiva propuesta que reafirma cuatro verdades inmutables: el amigo Shyamalan es un superviviente; «El Protegido» es, sin duda alguna, su mejor película; su colaboración con James McAvoy en «Múltiple» es el gran acierto de su filmografía; y el conato renovador del fenómeno blockbuster que trató de iniciar –hace ya dos décadas– está muerto, enterrado y nunca volverá. Así pues, nos encontramos con un ejercicio de nostalgia sombría e «irrompible”, donde unos personajes extraordinarios sucumben ante un mundo anodino que encierra lo diferente.
«Glass (Cristal)» es una verdadera misión suicida enfrentada a la kryptonita de lo vulgar (en plena era Marvel). Se trata de una cinta triste, sucia y pesimista que arranca con un par de youtubers grabando la agresión a un transeúnte para ganar suscriptores; el reflejo de una realidad de mierda que nos ha llevado hasta la era Trump. ¿Acaso no es el rictus de derrota de David Dunn el de toda la clase trabajadora? Shyamalan ejecuta una lúcida reflexión sobre lo ocurrido estas últimas dos décadas, en el mundo y en su carrera. «Hace 15 años frecuentaba malas compañías», llega a decir en su habitual cameo. Porque «Glass» es, por encima de todo, un notable análisis –de noventa minutos de duración– sobre sus miedos y frustraciones como autor; un sosegado ensayo, repleto de largos monólogos, encapsulado entre dos soberbias escenas de acción. Deliberadamente incómoda, lenta y anticlimática, la película se empeña en ir contracorriente, poniendo a prueba a la audiencia. Destruir el canon dominante, ofrecer otro tipo de cine… «Glass» trata de hacer lo que ninguna película de superhéroes mainstream se atrevería ni a imaginar, pero se queda a medio camino. Si la promesa de un artificioso y pirotécnico epílogo en la Torre Osaka es una (maravillosa) emboscada (más bien una sonora bofetada a esos fans convertidos en horda cuadriculada), el propio Shyamalan cae en la trampa del inevitable giro final marca de la casa; esta vez reducido a una insípida vuelta de tuerca que chirría ante la contundencia fúnebre de la reunión en el parking de la institución mental. Roto el cristal, no hay lugar para esperanza u optimismo digital.
Manu Castro
@ManuCastroLSO
(30-01-2019)
• Lo mejor: El victorioso patetismo de Don Cristal. El atractivo «no se puede» personificado por la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson). James McAvoy.
• Lo peor: Shyamalan demuestra ser un ingenuo recalcitrante. En este mundo de incredulidad y cinismo, nadie se creería ese extraordinario vídeo, y serían las hostias de los dos youtubers gilipollas las que se harían virales.
Título Original: Glass | Género: Drama / Ciencia Ficción / Thriller | Nacionalidad: USA | Director: M. Night Shyamalan | Actores: James McAvoy, Bruce Willis, Samuel L. Jackson | Productor: Marc Bienstock, Jason Blum, Ashwin Rajan | Guión: M. Night Shyamalan | Fotografía: Mike Gioulakis | Música: West Dylan Thordson | Montaje: Luke Ciarrocchi, Blu Murray
Sinopsis: Este film reúne a tres personajes ya conocidos. Elijah Price (Samuel L. Jackson), el supervillano discapacitado más conocido como Don Cristal; David Dunn (Bruce Willis), un hombre que tiene la capacidad de no poder ser herido; y Kevin Wendell Crumb (James McAvoy), un joven que posee en su interior múltiples personalidades. Con el paso de los años, Elijah Price, recluido en una institución mental donde lo mantienen sedado, se ha rendido. Pero este villano es demasiado inteligente y, a pesar del tratamiento al que le somete la Doctora Ellie Staple (Sarah Paulson), tiene un plan para escapar. Su objetivo es unirse con La Bestia, una de las personalidades de Crumb. Será David Dunn quien trate de frenar sus planes, aunque detenerlos será una tarea difícil.
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