Godzilla Contraataca (1955)
Había otro…
Es de sobra conocido por todos que el fulgurante éxito de «Godzilla, Japón Bajo el Terror del Monstruo» (1954) propició el nacimiento de un subgénero cinematográfico completo: el Kaiju Eiga (las películas de monstruos japonesas). El primer vástago surgido del talento de los responsables del film original –el productor Tomoyuki Tanaka, el creador de efectos especiales Eiji Tsuburaya, el compositor Akira Ifukube (responsable de la música de la cinta y los efectos sonoros, incluido el mítico rugido de Godzilla) y el director Ishiro Honda– es esta secuela titulada, de manera bastante sucinta, «Godzilla Contraataca» («Gojira no Gyakushū«, 1955). También conocida como «Gigantis, the Fire Monster» y «Godzilla Raids Again» en los Estados Unidos, «El Rey de los Monstruos» en España y «Gigantis, el Monstruo de Fuego» en Hispanoamérica, se trata de una segunda parte que trata de rentabilizar, sin ningún tipo de reparo (se notan mucho las prisas en su realización), la popularidad cosechada por la primera película. De este modo, y a pesar de estar bien muerto, Godzilla regresó a la gran pantalla en una nueva producción de la Toho Company, dirigida en esta ocasión por Motoyoshi Oda, con Eiji Tsuburaya otra vez al frente del departamento de efectos especiales y Tomoyuki Tanaka como productor.
Esta vez hay dos; la criatura no está sola. Al inicio de la aventura conocemos a un par de pilotos que trabajan para una compañía pesquera de Osaka. Tsukioka y Kobayashi sobrevuelan el mar en busca de cardúmenes, pero en este viaje no encontrarán un solo atún. Debido al mal funcionamiento de su hidroavión, Kobayashi se ve obligado a realizar un amerizaje forzoso cerca de la isla de Iwato. Tsukioka acude raudo a rescatar a su compañero, y juntos contemplan con asombro una escena espeluznante. Dos monstruosas criaturas gigantes se parten la cara de manera contundente a pocos metros de ellos. Las hostias, al igual que los contendientes, son colosales. Tsukioka identifica rápidamente a uno de los belicosos seres: se trata de Godzilla. Pero, ¿cómo puede seguir vivo? Esta y otras incógnitas son aclaradas en una reunión a la que acude el doctor Yamane, el mismo que se enfrentó a la criatura en Tokio un año antes. Es entonces cuando descubrimos que se trata de otro Godzilla, ya que el original fue aniquilado por el Destructor de Oxígeno, el arma ideada por el difunto doctor Serizawa. También identificamos a su rival, un dinosaurio Ankylosaurus al que apodan Anguirus (en él encontramos el antecedente directo usado por el estudio Daiei para crear a su «Gamera: El Mundo Bajo el Terror» en 1965).
La animadversión que se profesan los dos titanes es explicada sin entrar en muchos detalles. Al parecer, Anguirus (o Anguilas, dependiendo de la versión), que vivió en el mismo periodo de tiempo que Godzilla hace millones de años, odiaba a las criaturas violentas, ruidosas y hostiles. Una vez despertado Godzilla por las detonaciones atómicas, y tras el caos subsiguiente, Anguirus decide bajarle los humos al lagarto a base de bofetones. Efectivamente, Anguirus es un repunante de cojones. Sea como fuere, su presencia en la cinta nos ofrece la primera batalla entre dos monstruos de la saga y del Kaiju Eiga, siendo esta una constante que nos brindaría combates maravillosos en los años posteriores. La amenaza, ahora duplicada, pone en jaque a la populosa ciudad costera de Osaka. Al no contar con el Destructor de Oxígeno (Serizawa se llevó la fórmula a la tumba), las autoridades, aconsejadas por el doctor Yamane, deciden atraer a Godzilla lejos de la ciudad usando potentes bengalas arrojadas desde aviones de combate. El plan parece funcionar hasta que unos gilipollas estrellan un camión cisterna contra un depósito de combustible. La explosión atrae a Godzilla, Godzilla atrae a Anguirus, y juntos ejecutan la reordenación urbana más osada de la historia del municipio.
La lucha entre las dos bestias es brutal. Muchas maquetas se van al garete. Ligeros spoilers. Hay llaves de yudo, patadas a la altura del bañador, estrangulamientos, algún suplex y todo tipo de maniobras prohibidas por la WWF. Godzilla finalmente muerde en el cuello a Anguirus y lanza su cuerpo moribundo a una fosa cerca del castillo de Osaka con un desprecio infinito. Luego lo abrasa con su aliento atómico para certificar su contundente victoria. Anguirus era un mierdas, y su final es lamentable; pobre cabrón. Todo queda arrasado, incluida la conservera donde trabajan los protagonistas, así que los muchachos se trasladan al norte, a la nevada Hokkaido (aunque sus desventuras nos importan más bien nada). Allí reaparece Godzilla, hostigando de nuevo a la flota de barcos pesqueros (desprovista del tono crítico de la película original, podríamos imaginar esta secuela como una reprobación a la industria pesquera nipona, pero sugerir un Godzilla ecologista es un viaje en ácido sin ningún sentido). Unos y otros se preparan para la confrontación final, donde no se escatiman aviones y misiles… La cinta funcionó muy bien en taquilla (es la tercera de más recaudación de la saga en Japón), pero no convenció a la crítica ni a los fans del bicho. Por este motivo, Godzilla no reaparecería hasta 1962 en la lisérgica «King Kong contra Godzilla«.
Manu Castro
@ManuCastroLSO
(06-01-2019)
• Lo mejor: Las dos criaturas dándose de hostias.
• Lo peor: Anguirus aguanta poco. El clímax del film (la batalla entre los monstruos) tiene lugar 45 minutos antes del final. Los personajes humanos son unos sosos.
¿Sabías que…? En 1957, Henry Rybnick y Edward Barrison de la AB-PT (fusión comercial de American Broadcasting Company y Paramount Theaters), estudiaron la posibilidad de estrenar la película es los Estados Unidos bajo el título de «The Volcano Monsters«. El proyecto, destinado al público norteamericano, tan solo usaría ciertas escenas de efectos especiales, suprimiendo a los actores japoneses y reduciendo el tamaño de las criaturas a una escala parecida a la de los dinosaurios. A pesar del acuerdo inicial con Toho, esta producción nunca llegó a realizarse debido a la quiebra de la compañía AB-PT. En 1959, la Warner Bros. lanzó una versión retocada de la película titulada «Gigantis, el Monstruo de Fuego«. El montador Hugo Grimaldi fue el encargado de americanizar el material nipón. Edward L. Schreibman, uno de los productores de la versión americana, explicó años más tarde que el cambio de título se realizó para dar la impresión ante la audiencia de que verían un nuevo monstruo. Cuando la cinta se comercializó en formatos domésticos en los Estados Unidos, finalmente se renombró como «Godzilla Raids Again» a petición de Toho. Gareth Edwards homenajeó a la secuencia de las bengalas en varias tomas de su «Godzilla» (2014).
Título Original: Gojira no gyakushû | Género: Acción / Aventuras | Nacionalidad: Japón | Director: Motoyoshi Oda | Actores: Hiroshi Koizumi, Setsuko Wakayama, Minoru Chiaki | Productor: Tomoyuki Tanaka | Guión: Takeo Murata, Shigeaki Hidaka, Shigeru Kayama | Fotografía: Seiichi Endô | Música: Masaru Satô | Montaje: Kazuji Taira
Sinopsis: Tras efectuar un rescate en una isla del Pacífico, dos pilotos de una empresa pesquera se encuentran con un espectáculo dantesco, dos monstruos de enormes proporciones están enzarzados en una terrible lucha. Estas bestias no son otras que Godzilla y Anguirus, que acabarán trasladando su enfrentamiento a la ciudad de Osaka, provocando así el terror en Japón.
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