Los Tres Mosqueteros 3D (2011)
Comentario
Varios puntos chirrían en el engranaje de esta producción de aventuras digitales que intenta, una vez más, canibalizar el legado literario de Alejandro Dumas. Paul W.S. Anderson (“Horizonte Final”, “Resident Evil”) se pone a los mandos de este artilugio steampunk procesado en clave 3D y empaquetado para un consumo rápido. Estamos ante un chascarrillo de aventuras tontas, recubierto de un desmesurado afán por asombrar (o aturdir) a base de efectos especiales, trucos pirotécnicos y montaje de videoclip. Anderson adopta el modelo “Sherlock Holmes” de Guy Ritchie para reinterpretar y hacer suyos ciertos pasajes de la obra de Dumas. El resultado es un híbrido un tanto inquietante, excesivo en el apartado técnico, desequilibrado en el artístico. La película se dispara a través de una plomiza sucesión de escenas de acción, intercaladas con torpes momentos de humor que no acaban de cuajar. Todo ello enmascarado por el atronador retumbar de explosiones, esperpentos voladores y mentiras digitales que convierten la Europa del Siglo XVII en un videojuego de la PlayStation.
Manu Castro
@ManuCastroLSO
(30-09-2011)
Título original: The Three Musketeers | Género: Acción / Aventuras | Nacionalidad: Alemania / Francia / Reino Unido / USA | Director: Paul W.S. Anderson | Actores: Milla Jovovich, Orlando Bloom, Christoph Waltz | Productor: Jeremy Bolt, Robert Kulzer | Guión: Alex Litvak, Andrew Davies | Fotografía: Glen MacPherson | Música: Paul Haslinger | Montaje: Alexander Berner
Sinopsis: Los legendarios caballeros, Athos, Porthos y Aramis, convergen en la cámara abovedada del palacio del dux, cada uno con una llave codificada que les permitirá acceder al tesoro más preciado de toda Europa: los diseños de Da Vinci para la primera aeronave de la historia. La seductora amante de Athos, Milady de Winter, traiciona fríamente a los héroes en favor del duque inglés de Buckingham. Mientras el duque logra hacerse con los planos de Da Vinci, el corazón de Athos queda aplastado, junto con el ánimo de los mosqueteros. Un año más tarde, el joven e idealista D’Artagnan abandona su casa rural de Gascuña en pos de aventura y del sueño de convertirse en uno de los heroicos defensores del rey.
Sus aspiraciones lo llevan hasta París, donde se cruza, sin darse cuenta, en el camino de Athos, Porthos y Aramis, los miembros más audaces y tristemente famosos del cuerpo de mosqueteros del rey. Entusiasmado en un primer momento por su casual encuentro, D’Artagnan queda perplejo al descubrir que el trío se ha vuelto pesimista y desilusionado. Sus antaño feroces ansias de vivir, de amor y de honor han quedado sofocadas por el humillante fracaso de su última misión. Para colmo de males, el nuevo rey Luis es un niño ingenuo fácilmente manipulado por el cardenal Richelieu, a quien no le importa el talento ni el valor de ese cuerpo de guardia real de élite. Echan en falta no tener una causa digna que reavive su pasión para luchar por la monarquía y el bien de Francia.
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