Por un trago de agua. Lee H. Katzin combina de manera algo descuidada el aroma posapocalíptico de la saga “Mad Max” (y sus muchas copias y derivados) con el reclutamiento de ases de la violencia y los preparativos para la fortificación y defensa de un pequeño pueblecito (aquí un cochambroso asentamiento) vistos en “Los Siete Magníficos” (o mejor dicho, en “Los Siete Samuráis”). La pintoresca mezcla también cuenta con un ligero toque de humor negro, una vistosa reconstrucción de Lost Wells y su muralla de coches achatarrados y ciertos toques posnucleares que recuerdan un poquito a “2024: Apocalipsis...

  As de las maquinitas. Claramente influenciada por el cine de Spielberg y la marca Lucasfilm, esta cinta construye un relato que muchos chavales estarían encantados de protagonizar. Es verano en el parque de caravanas donde vive Alex Rogan (Lance Guest). El joven mata el tiempo jugando a una máquina de videojuegos arcade que simula un combate espacial. Una noche bate el récord… y es reclutado por un extraterrestre para formar parte de la Liga Estelar. El mozo se va a una guerra en las estrellas recreada con primitivas CGIs (herederas de las vistas con anterioridad en “Tron”). Y...

  Resaca mortal. El narrador va directo al grano, prescindiendo de adornos innecesarios: hace 65 millones de años un cometa pasó muy cerca de La Tierra, coincidiendo con la desaparición de los dinosaurios. Ahora, a finales del Siglo XX, el mismo cometa vuelve y muchos expertos temen lo peor. De hecho, un reducido grupo de científicos decide encerrarse en unas instalaciones subterráneas para investigar con seguridad el acontecimiento cósmico. El resto del planeta se prepara para celebrar la llegada del visitante sideral y, en algún lugar de Los Ángeles, Regina Belmont se queda dormida en la sala de proyección...