Experimento desmadrado. Corey Haim, que venía de molarlo todo en “Miedo Azul” (1985) y “Jóvenes Ocultos” (1987), se pone a la cabeza de un nuevo film de terror (bastante más flojo que los anteriores). La cinta se basa en una novela de Dean Koontz que trata sobre un experimento genético muy chungo. De un laboratorio de investigación se escapan un perro inteligentísimo y una criatura aberrante y homicida. Esta última va tras el chucho sin descanso y no duda en liquidar a todos cuantos se cruzan en su camino. Michael Ironside también se apunta a una fiesta moderadamente...

  Este tío está muy trastornado. Deborah Ballin (Lee Grant) es una periodista y presentadora de televisión muy activa en el campo de la defensa de los derechos de la mujer. Su férreo posicionamiento contra el machismo y la violencia de género, la convierte en el objetivo de un loco perturbado que ha desarrollado un odio psicópata contra las mujeres y, en especial, contra ella. Tras su última intervención televisiva, Deborah es víctima de una brutal agresión en su casa, a manos de Colt Hawker (Michael Ironside), el pirado en cuestión. A causa de las heridas sufridas, es internada...

  La pesadilla del futuro. A la saga “Terminator” se le había atragantado (argumentalmente) una tercera parte entregada por completo al inútil espectáculo que suponen unos FX con sobredosis de adrenalina y un descontrol absoluto en el plano narrativo; aquella entrega fue un diluvio descontrolado que acabó por ahogar un guión nulo, ineficaz incluso a la hora de gestionar las escenas de acción. Los viajes en el tiempo habían perdido en “Terminator 3” el encanto de la paradoja, desarmando el objetivo principal de las dos primeras películas: el día del juicio final es inevitable, por mucho que se empeñen...