Alone in the Dark: Inferno (2008)
Amnesia en la oscuridad.
Edward Carnby, reputado investigador de sucesos paranormales, ha perdido la memoria. Desorientado, es conducido por un grupo de hombres a la azotea de un edificio desconocido para ser ejecutado. Cuando parece que todo llega a su fin, una fuerza extraña elimina a los guardias y deja en libertad a Carnby. En su desesperada huida es testigo de cómo esa “fuerza” va asesinando o poseyendo a todas las personas con las que toma contacto. Antes de abandonar el edificio se topa con Sarah Flores, una marchante de arte. Juntos continúan en busca de una escapatoria. En el garaje hace su aparición Theophile Paddington, un anciano que asegura saber qué está pasando. Según Paddington el causante de todo es el propio Carnby: junto a un hombre llamado Crowly ha hecho uso de una extraña piedra ancestral, desatando su aterrador poder. Carnby, Flores y Paddington se montan en un coche para salir de la ciudad. Todo se desmorona a su alrededor: edificios y calles son engullidos por enormes grietas en la tierra. La fallida evasión acaba de manera accidentada en Central Park.
Las sombras del parque nos engullen. Theophile le entrega la piedra a Carnby y, junto a Sarah, toma el camino del museo de historia en busca de respuestas. La amnesia es total, aunque a medida que avanzamos en el juego se nos irán revelando pistas sobre nuestra esquiva identidad y procedencia. Al parecer, el único Edward Carnby que aparece en los historiales médicos de la ciudad desapareció en 1938. En el museo descubrimos que es el mismísimo Lucifer quien quiere hacerse con la piedra para desatar el fin absoluto del mundo. Eso sí, el parque esconde un secreto capaz de detener a las fuerzas del mal, y nuestra misión, claro está, es descubrirlo. Toca patearse cada rincón, cada edificio, cada papelera y banco del recinto verde más popular de Nueva York. La cosa no será fácil, hordas de zombis y criaturas aberrantes se pasean a sus anchas por los jardines y las avenidas arboladas. La noche se presenta animada.
La saga “Alone in the Dark” se reinventa a sí misma como competente híbrido entre juego en tercera persona y FPS. El argumento, algunos de los puzles y el desarrollo general de la trama nos recuerdan levemente las líneas maestras de la serie, pero su decidida vocación como juego de acción resta puntos a la faceta “survival horror” de la aventura. De hecho, el componente de terror se ve bastante mermado en numerosas ocasiones, dejando paso a las balas y los golpes con objetos contundentes. Aun así, estamos ante más de ocho horas de absorbente e intrigante periplo, revestido de un interesante aspecto cinematográfico: cada vez que retomamos la partida el juego nos hará un resumen a modo de miniserie de televisión. La edición “Inferno” para PlayStation3, pule muchos de los defectos y errores de las versiones anteriores (sobre todo la conducción de vehículos), aunque persisten otros, como la imprecisión en el control y el torpe acceso al inventario (situado en la chaqueta de Carnby), sin la posibilidad de pausar el juego.
Manu Castro
@ManuCastroLSO
(16-03-2016)
• Lo mejor: Ambientación y argumento a la altura de la saga.
• Lo peor: Algunos errores incomprensibles deslucen el resultado final.
Título Original: Alone in the Dark: Inferno | Género: Acción / Aventuras / Terror | Nacionalidad: Francia | Director: David Nadal | Actores: James McCaffrey, John Cunningham, Alexandra Williamson | Productor: Nour Polloni | Guión: Lorenzo Carcaterra | Música: Olivier Derivière | Plataforma: PlayStation3, Xbox360, PC | Desarrollador: Eden Studios, Atari
Sinopsis: “Alone in Dark”, el videojuego que popularizó los survival horror y marcó el estándar dentro del género, vuelve con una extraordinaria experiencia de supervivencia en la PlayStation de nueva generación, para ofrecer al jugador una aventura llena de acción y terror, en un entorno muy detallado por el que podrá moverse libremente. En una noche apocalíptica, Edward Carnby deberá hacer frente a lo inimaginable para desvelar el trascendental secreto de Central Park. Nueva York no volverá jamás a ser la misma.
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