Superhéroes y (o) marionetas. Entran muchos, salen pocos. Se produce un ligero, pero divertido, atasco. La abigarrada y superpoblada secuela del éxito de 2012, “Los Vengadores”, llega a nosotros con el estricto afán continuista dictado por las férreas líneas rojas que conforman el universo cinematográfico Marvel. Semejante fusión de elementos podría poner en evidencia las fisuras de una macro operación comercial diseñada para mercantilizar hasta la extenuación cada viñeta que toca, pero la gestión de elementos es efectiva y resuelve con elegancia los embrollos de la trama. Así pues, la necesidad de aligerar la carga para liberar la...