Como Dios (2003)

 

Bruce todopoderoso.

Desde que triunfó en la taquilla estadounidense y mundial con «Ace Ventura» y «La Máscara«, haciéndose internacionalmente conocido por su repertorio de gestos y sonidos guturales, Jim Carrey ha abandonado en pocas ocasiones el género de comedia. Cierto que algunas propuestas han sido menos histriónicas que otras, pero en todas ellas nos encontramos con el inconfundible toque Carrey. Como era previsible, el bueno de Jim se ha ido «moderando» con los años. De esta manera ha conseguido hacerse con papeles más «serios», complejos y de mayor carga dramática (sólo hace falta recordarle en «El Show de Truman» o en «The Majestic«). Pero con este Bruce (todopoderoso) Nolan parece que nos reencontramos con el Jim Carrey de toda la vida, el de las muecas y los esparavanes, interpretando un papel hecho a su medida, uno que le permite dar rienda suelta a un registro humorístico que trata de retornar a la esencia de sus primeros trabajos.

Ahora, en la cima de su carrera, completamente endiosado, Jim Carrey intenta enmendarle la plana (precisamente) al mismísimo Dios. El actor canadiense no lo consigue. Tampoco logra alcanzar el nivel cómico de sus inicios, al menos no completamente. Saturada de sus visajes y guiños característicos, “Como Dios” es una comedia chorras a más no poder, y esto es mucho decir atendiendo a su filmografía. La cinta se hace cuesta arriba incluso para sus seguidores más acérrimos (entre los que me incluyo). Se agradece la presencia de Morgan Freeman y Jennifer Aniston como contrapunto relajado al neurótico de Bruce. Cierto que la película de Tom Shadyac consigue arrancarnos alguna sonrisa y posee un par de gags divertidos, pero el conjunto se antoja cargante, con un humor poco nutritivo. La recta final ejecuta un prescindible giro hacia la comedia romántica, algo que finiquita las intenciones gamberras de una propuesta que daba para más. ¿En manos de los hermanos Farrelly? No me tentéis…

Manu Castro
@ManuCastroLSO
(27-06-2003)

 

• Lo mejor: Jim Carrey nunca defrauda (del todo).
• Lo peor: Es una vuelta a la locura descafeinada y poco divertida.

 

La Opinión de Pablo Vázquez

Irregular intento de cuento de Navidad celestial que cambia a los fantasmas por el mismísimo Dios con el rostro de Morgan Freeman y al señor Scrooge por un neurótico pseudoyuppie interpretado por un Jim Carrey pasadísimo de vueltas. Su guión, en el que colaboran nombres tan respetables como el de Steve Koren («Superstar«), ofrece varias secuencias desternillantes en el tramo central y algunas ideas a un paso de lo brillante, pero la chispa tarda en despertar y la dependencia a las muecas de su estrella es excesiva. A destacar la escena del polvo celestial con la Aniston, y su meritoria habilidad para convertir la blasfemia en un pastel tamaño familiar, algo muy propio de nuestros tiempos, para bien o para mal.

 

 

Título Original: Bruce Almighty | Género: Comedia / Fantástico | Nacionalidad: USA | Director: Tom Shadyac | Actores: Jim Carrey, Morgan Freeman, Jennifer Aniston | Productor: Michael Bostick, James D. Brubaker, Jim Carrey | Guión: Steve Koren, Mark O’Keefe, Steve Oedekerk | Fotografía: Dean Semler | Música: Leslie Bricusse, John Debney, Mick Jagger | Montaje: Scott Hill

 

Sinopsis: Bruce Nolan, reportero de una famosa cadena de televisión de Búfalo, está siempre de mal humor. Sin embargo, no tiene ninguna razón para esta actitud gruñona: es muy respetado en su trabajo y tiene como pareja a una joven muy guapa, Grace, que le quiere y comparte piso con él. Aunque Bruce es incapaz de verle el lado positivo a las cosas. Tras un día particularmente malo, Bruce se deja llevar por la rabia y la impotencia y grita y desafía a Dios. Entonces la oreja divina le oye y decide tomar forma humana y bajar a la Tierra para hablar con él y discutir sobre su actitud. Bruce se muestra desafiante ante él, acusándole de tener un trabajo muy fácil, y Dios le propone un peculiar trato al reportero: él le prestará la totalidad de sus poderes divinos durante una semana y entonces ambos verán si Bruce es capaz de hacerlo mejor que él, ya que es tan fácil. Bruce no duda un segundo y acepta el trato, sin darse cuenta de que, de no lograr ser como Dios de verdad, podría desencadenarse el Apocalipsis…

 

 

 

 

 

 

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