Pinocchio (2008)

Pinocchio (2008)

 

El hedor de la condición humana.

Winshluss (Vincent Paronnaud) reinterpreta la historia de “Pinocho” para desplegar ante nosotros un arsenal creativo de asombrosa funcionalidad. Si bien es cierto que el libro de Collodi tiene un encaje más que complicado dentro de la literatura infantil, por su crueldad y dramatismo (cabe recordar la escena en la que el zorro y el gato ahorcan al niño de madera para robarle sus monedas de oro), Winshluss lleva un paso más allá todas las asperezas del cuento. Aquí, la marioneta es un autómata de metal concebido como sanguinaria máquina de guerra; Gepetto es un inventor sin escrúpulos –rendido a la vileza del capital– que trabaja para el ejército; Pepito Grillo (en realidad, Pepito Cucaracha) es un okupa que vive dentro de la cabeza del niño robot, junto a la circuitería que configura su cerebro, mientras atraviesa una profunda crisis existencial; la ballena es un pez mutante producido por los desechos radiactivos de la sociedad de consumo… En este “precioso” entorno, toma conciencia de sí mismo y crece como individuo, rodeado de seres estrafalarios (incluido un pingüino “yihadista”), nuestro protagonista de nariz prominente.

Publicado en parte en la revista “Ferraille Illustré” entre 2003 y 2005, “Pinocchio” hace gala de una envidiable capacidad de cohesión entre estilos visuales y narrativos, pasando de las viñetas mudas y coloridas (las que dan vida a la trama principal), a los desvaríos alcohólicos en blanco y negro de Pepito Cucaracha (individuo gárrulo que también es escritor frustrado). Muchos de los personajes que se cruzan en el camino del niño de metal desarrollan historias paralelas de rotundo carácter propio. Winshluss incorpora además la versión sórdida y miserable de algunas populares fábulas, utilizándolas como afilada punta de lanza de una mordacidad que ataca con dureza todas las grandes miserias humanas: la explotación infantil, el totalitarismo, el fanatismo religioso, la falta de empatía entre iguales… incluso el tráfico de órganos y la vileza moral más depravada. No obstante, la obra pone en liza un atrevimiento sin fisuras, convirtiendo a Blancanieves en la esclava sexual de unos sádicos y retorcidos enanitos y al flautista de Hamelín en un dictador, manipulador y belicista, encargado de reclutar un ejército de violentos descerebrados, víctimas del adoctrinamiento fascista. Aventura de tono (muy) crudo, que no rehuye la violencia y el gore en ningún momento, con un humor negro que serpentea ágil por pasajes repugnantes.

Manu Castro
@ManuCastroLSO
(26-02-2016)

 

• Lo mejor: El tono de la obra, en continua transformación. Lo divertido de su sordidez hiperbólica.
• Lo peor: Me quedo con ganas de más Pepito Cucaracha.

 

Pinocchio (2008)

 

Título Original: Pinocchio | Género: Drama / Aventuras / Fantástico | Nacionalidad: Francia | Autor: Vincent Paronnaud (Winshluss) | Guión: Winshluss | Dibujo: Winshluss | Tinta: – | Color: – | Rotulador: Céline Merrien | Editorial: Ediciones La Cúpula

 

Sinopsis: Prepublicado en parte en la revista Ferraille Illustré de 2003 a 2005, “Pinocho” narra las aventuras y desventuras de la célebre marioneta, revisadas y corregidas. La trama es en global la misma que la de la popular novela de Collodi, en cambio, la intriga ha sido ampliamente modernizada: aquí nos encontramos con un Pinocho muy lejos del niño bueno de Walt Disney. El títere de madera se convierte aquí en un simple androide concebido por un ingeniero no reconocido. Mientras que el “grillo parlante” (aquí una cucaracha) corre una suerte más envidiable que la de la novela original, ya que se trata de un okupa confortablemente alojado dentro de la caja craneana del pequeño robot en cuestión.

 

 

 

Pinocchio (2008)

 

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