NIMH, el Mundo Secreto de la Señora Brisby (1982)

NIMH, el Mundo Secreto de la Señora Brisby (1982)

 

Los roedores del rosal no son lo que parecen.

Hubo un tiempo en mi vida que atesoro en la memoria con especial simpatía. Una etapa sin preocupaciones, donde la alegría se alcanzaba con la misma facilidad con que se degusta un desayuno de sábado por la mañana en el salón de casa. No recuerdo todos los detalles, pero, tal vez el día anterior, un viernes de otoño, fui con mis padres al videoclub. Quizá me dejaron escoger una película, de la manera en que sólo un niño puede hacerlo: atendiendo a una carátula vistosa que destacaba en la generosa sección de “dibujos”. Por entonces yo sentía una atracción especial por los VHS de caja blanca que la Disney utilizaba para distribuir sus films; aunque ese viernes no me fijé en ninguno de ellos. Aquel día mi curiosidad se dirigió hacia otra parte, hacia un título que resultaba un tanto enigmático: “NIMH, el Mundo Secreto de la Sra. Brisby”. No fui consciente de ello hasta muchos años después, pero al día siguiente, el sábado por la mañana –tras escoger su obra de entre las rebosantes baldas de una estantería repleta de cine de animación– conocí a Don Bluth.

A finales de los años setenta la compañía del ratón Mickey no pasaba por su mejor momento creativo. De hecho, los sucesivos estrenos de su división de cine de animación –uno al año de manera puntual– describían una alarmante caída libre. El inmovilismo de la compañía, reacia a introducir la más mínima novedad en sus producciones, propició que varios de sus animadores más talentosos la abandonaran en busca de aire fresco y retos profesionales alejados del corsé que constreñía su creatividad. Once artistas, entre los que destacaban Don Bluth, Gary Goldman y John Pomeroy, se dieron el piro en 1979 atendiendo a estos preceptos. La semilla de Don Bluth Productions se acababa de plantar. Este nuevo proyecto –con sede en el garaje de Bluth– abogaba por recuperar las técnicas tradicionales de animación, en simbiosis con los avances técnicos más punteros (la animación retroiluminada o la rotoscopia fueron algunas de las innovaciones con las que experimentaron). Recordemos que en aquel tiempo los estudios Disney se habían transformado en una decrépita fábrica que manufacturaba productos de bajo coste.

NIMH, el Mundo Secreto de la Sra. Brisby” es el sorprendente primer proyecto de un estudio minúsculo. Basado en la novela infantil de Robert C. O’Brien, publicada a principios de la década de los setenta, el film se aleja del enervante infantilismo que imperaba en el cine de animación de la época, mostrando un decidido tono oscuro, a través de una trama que no rehúye el drama, la violencia e incluso ciertos toques de terror. Aquí nos topamos con personajes bien definidos, de motivaciones complejas, protagonistas de una aventura de tintes siniestros: extraños experimentos se entrelazan con las espinas de rosal poblado por unas ratas muy especiales. El descargo cómico de la propuesta lo encontramos en la forma de un cuervo torpe y parlanchín que atiende al nombre de Jeremy; inevitable, no obstante se trata de una película “para toda la familia”. La detallada animación, en movimiento sobre los minuciosos escenarios, y la portentosa partitura compuesta por Jerry Goldsmith, añaden aún más contundencia a esta obra de referencia.

Tras este film, que mereció más fortuna en taquilla –en el verano de 1982 se enfrentó en el box office a “E. T. El Extraterrestre”, “Poltergeist”, “Blade Runner”, “La Cosa”, “Tron” y “En Busca del Arca Perdida”, ahí es nada–, la compañía de Bluth encadenaría un puñado de títulos indispensables, entre los que se encuentran “Fievel y el Nuevo Mundo” (1986) y “En Busca del Valle Encantado” (1988); todas ellas películas que arrojarían un hilo de luz sobre una década demasiado pedregosa para el cine de animación. La aparición de esta alternativa –resuelta competidora además– impulsó los cambios dentro de la Disney, reformas que se habían demorado durante más de dos lustros. Por mi parte, aún recuerdo aquellas dos tostadas con mermelada, el tazón de leche caliente y una maravillosa mañana en compañía de la señora Brisby, Nicodemus y las ratas de NIMH.

Manu Castro
@ManuCastroLSO
(03-03-2006)

 

• Lo mejor: Es una de esas aventuras verdaderamente cautivadoras.
• Lo peor: Jeremy puede resultar insufrible.

 

¿Sabías que…? Se cambió el nombre de la protagonista –de Frisby a Brisby– para evitar una posible demanda por parte de Wham-O, la compañía que había inventado el popular Frisbee.

 

NIMH, el Mundo Secreto de la Señora Brisby (1982)

 

Título Original: The Secret of NIMH | Género: Animación / Drama | Nacionalidad: USA | Director: Don Bluth | Actores: Derek Jacobi, Elizabeth Hartman, Arthur Malet | Productor: Don Bluth, Gary Goldman, John Pomeroy | Guión: Don Bluth, Will Finn | Fotografía: Bill Butler, Joe Jiuliano, Jeffery Mellquist | Música: Jerry Goldsmith | Montaje: Jeffrey C. Patch

 

Sinopsis: En este largometraje de animación, la señora Brisby es un tímido ratón de campo, una viuda que vive con sus hijos en la granja de la familia Fitzgibbon. Uno de los pequeños, Timothy, cae enfermo de neumonía y debe permanecer en reposo o corre el riesgo de morir. El contratiempo llega en el peor momento, justo cuando los Fitzgibbon se disponen a arar la tierra, lo que significa que el hogar de la señora Brisby y sus hijos será destruido. En compañía de un cuervo con el que traba amistad tras sobrevivir al ataque del gato de los Fitzgibbon, Brisby visita a un búho en busca de consejo sobre lo que debe hacer. Éste le recomienda que vaya en busca de una misteriosa colonia de ratas que vive bajo un rosal y pida la ayuda de su líder. Estas ratas tienen una inteligencia superior, debido a que forman parte de un grupo de animales de experimentación que consiguió escapar de un laboratorio.

 

 

 

 

 

 

NIMH, el Mundo Secreto de la Señora Brisby (1982)

 

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