Pirañas Asesinas (1979)

 

Tener un plan, aunque sea una mierda.

En una remota zona de Brasil, un grupo de cacos asalta las instalaciones de una compañía minera y se hace con un formidable botín de piedras preciosas. Lo que parece un golpe planeado al milímetro, acaba con los ladrones disfrutando de las comodidades de un hotel de lujo y la fortuna sustraída en el fondo de un lago cercano, a la espera de que las autoridades locales concluyan las exiguas pesquisas sobre el delito. No tardarán en aparecer los primeros roces y las sospechas entre los miembros de la banda. Con el juicio nublado por los nervios y la desconfianza, un par de los criminales decide traicionar al resto y se escabulle en plena noche con intención de recuperar las esmeraldas sumergidas. En plena faena, uno de ellos es brutalmente atacado por lo que parece un animal de gran tamaño. Aquí es donde toma sentido el título de la cinta, “Voracidad” –conocida más tarde en España como “Pirañas Asesinas”–, producto de serie B destinado a rentabilizar la popularidad de las películas de monstruos acuáticos de la época –en 1975 se había estrenado el “Tiburón” de Spielberg y en 1978, apenas un año antes de esta, la “Piraña” de Joe Dante–.

Dirige la movida Antonio Margheriti (responsable de “Danza Macabra”, “Apocalipsis Caníbal” o “Yor”), experto en este tipo de tinglados. A pesar de la presencia de Lee Majors (también ejerciendo de productor) al frente del reparto –por aquel entonces aún en la cresta de la ola gracias a la serie de televisión “El Hombre de los Seis Millones de Dólares”–, el proyecto no goza de medios excesivamente holgados. Más bien todo lo contrario. La trama arranca con un despliegue pirotécnico que arrasa unas maquetas de confección poco esmerada. Tampoco resulta espectacular ninguno de los ataques perpetrados por las pequeñas criaturas de dientes afilados. El clímax, en cuanto a efectos especiales se refiere, llega con la escena del huracán y la destrucción de la presa; una secuencia bochornosa incluso para los estándares de calidad de la serie B de aquellos años. Para amortiguar las carencias técnicas de la producción, el elenco aparece respeto de rostros conocidos, destacando a Karen Black, Marisa Berenson, Margaux Hemingway y James Franciscus –suya es la concepción del hurto, incluyendo un inesperado giro que es pura magia–. Todos ellos chapotean y pelean con un guión que se va a pique y muere ahogado mucho antes de recibir el primer mordisco.

Manu Castro
@ManuCastroLSO
(14-02-2017)

 

• Lo mejor: La maravillosa revelación sobre el origen de las pirañas.
• Lo peor: No entrar al juego de disparates y ocurrencias.

 

 

 

Título Original: Killer Fish | Género: Terror | Nacionalidad: Italia / Reino Unido / Brasil / USA | Director: Antonio Margheriti (como Anthony M. Dawson) | Actores: Lee Majors, Karen Black, Margaux Hemingway | Productor: Enzo Barone, Olivier Perroy, Alex Ponti | Guión: Michael Rogers | Fotografía: Alberto Spagnoli | Música: Guido De Angelis, Maurizio De Angelis | Montaje: Roberto Sterbini

 

Sinopsis: En una paradisíaca y exótica zona de Brasil se comete el robo de unas esmeraldas, valoradas en millones de dólares. Inmediatamente después, son arrojadas a un profundo lago, con intención de recuperarlas días más tarde. El lago sin embargo, está plagado de uno de los seres más mortíferos y temidos por el hombre, las pirañas, convertidas ahora, en guardianes del preciado tesoro.

 

 

 

 

 

 

 

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