Fuerza Vital (1985)

 

Vampiros en cueros.

En 1985 se encontraron, cerca de la estela del cometa Halley, el mejor guionista de ciencia-ficción y terror de aquel entonces y el director de una de las películas de horror más influyentes (quizá la más destacada de entre ellas) de la historia del cine, “La Matanza de Texas”. El primero, Dan O’Bannon, hacía tiempo que había escrito el libreto de otra película fundamental, “Alien, el Octavo Pasajero”. El segundo, Tobe Hooper, acababa de sufrir el rodaje de “Poltergeist”, donde Steven Spielberg lo había ninguneado a base de bien. Pero los astros son sabios y las órbitas de estas dos figuras indispensables se encontraron en la galaxia más maravillosa de los ochenta: la Cannon Films. Menahem Golan y Yoram Globus pusieron los duros para hacer realidad una producción que también contó con la inestimable aportación de Henry Mancini, autor de una banda sonora soberbia. Nos subimos a bordo de nave espacial angloamericana “Churchill”, en misión de investigación hacia el cometa Halley, que se encuentra en las cercanías de la órbita de la Tierra por primera vez desde 1910. En la cola del cuerpo celeste la tripulación, a las órdenes del coronel Tom Carlsen (Steven Railsback), hace un descubrimiento extraordinario: una gigantesca nave extraterrestre se encuentra oculta entre polvo y gas. En su interior hallan el cadáver petrificado de lo que parece un murciélago gigante y tres ataúdes de cristal que contienen los cuerpos de dos hombres y una mujer; los tres desnudos, los tres jóvenes y de apariencia humanoide.

Gracias al guión de Dan O’Bannon (escrito en colaboración con Don Jakoby), el film recuerda en un primer momento al comienzo de “Alien, el Octavo Pasajero”, sobre todo durante las escenas que transcurren en el espacio, cuando tiene lugar la exploración de la nave alienígena. Pero “Fuerza Vital” sólo guarda estas pocas similitudes con la aterradora peripecia protagonizada por la teniente Ellen Ripley. La adaptación de la novela “Los Vampiros del Espacio” de Colin Wilson, es una competente y entretenida serie B (al más puro estilo Nigel Kneale) donde Tobe Hooper mezcla el terror con la ciencia-ficción de un modo convincente, en ocasiones cargado de un suspense a la altura del que suscita el clásico de Ridley Scott. Su premeditado tono pulp –este hecho hizo que Wilson, autor del relato original, renegara de la versión cinematográfica– reviste a la cinta de un encanto único. Aterriza Mathilda May (la vampiresa definitiva) en nuestro planeta, exuberante, capaz de conquistar el mundo con la potencia de sus formas y el hipnotismo de su rostro (la alienación a través del sexo). Desde luego, no estamos ante una película de invasiones extraterrestres al uso. “Lifeforce” es mucho más. Poco a poco, la trama va acercándose a lo puramente terrorífico, hasta llegar a una recta final apoteósica. Spoilers. La epidemia vampírica desata un caos abrumador en las calles de Londres, transformando la aventura en un portentoso film de zombies. Este falso remake –en clave traviesa– de “La Invasión de los Ladrones de Cuerpos” (1956, Don Siegel), sufrió un estrepitoso fracaso en taquilla, algo que no ha sido óbice para que hoy día se la considere obra de culto y film de referencia –Roger Donaldson se fijó en ella para “Species” (1995)–. Un auténtico placer-nada-culpable.

Manu Castro
@ManuCastroLSO
(21-02-2002)

 

• Lo mejor: La solvencia de la trama, el elenco y los efectos especiales.
• Lo peor: La injusta minusvaloración que sufrió y sufre.

 

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Título Original: Lifeforce | Género: Terror / Ciencia Ficción | Nacionalidad: Reino Unido | Director: Tobe Hooper | Actores: Steve Railsback, Peter Firth, Frank Finlay | Productor: Yoram Globus, Menahem Golan | Guión: Don Jakoby, Dan O’Bannon | Fotografía: Alan Hume | Música: Michael Kamen, Henry Mancini | Montaje: John Grover

 

Sinopsis: Durante una misión espacial de un equipo internacional, los tripulantes de una nave descubren lo que parece ser una astronave alienígena en la órbita del cometa Halley. Van a investigar, y en su interior descubren unos enormes seres similares a unos murciélagos, y tres cuerpos humanos que parecen estar hibernados. Deciden llevar los tres cuerpos a su nave. Tras ello, en la Tierra pierden el contacto con la expedición. Cuando envían una misión de rescate, encuentran a toda la tripulación muerta excepto a su capitán, que no aparece por ningún lado. Los tres cuerpos que los astronautas encontraron en la nave no identificada son trasladados a la Tierra para su estudio.

 

 

 

 

 

 

 

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