Ghost in the Shell: El Alma de la Máquina (2017)

 

Más humanos que los humanos.

Respetuosa con el original, brillante en el apartado visual, con un diseño de producción que se siente (muy) cómodo entre coches angulosos y ojos cibernéticos chungos, esta nueva versión de “Ghost in the Shell” mantiene el sosegado ritmo narrativo del maravilloso anime de Mamoru Oshii, incluso en las escenas de acción –algo que se agradece mucho–, para recuperar con acierto una ciencia-ficción que parecía anclada a la década de los noventa. Si bien es cierto que la película de Rupert Sanders tiende a occidentalizar ciertos aspectos de la trama basada en el manga de Masamune Shirow –no era necesario masticar tanto alguna de las respuestas–, compensa cualquier simplificación de sus planteamientos con la impecable (re)construcción del personaje de la Mayor –Scarlett Johansson aleja desde el primer minuto los fantasmas del polémico “blanqueado” con una presencia en pantalla deslumbrante–. Menos profunda y críptica que su predecesora, alejada de la espiritualidad nipona, esta adaptación reduce significativamente la carga reflexiva y evita cualquier acercamiento filosófico –de carácter complejo– a la naturaleza del ser, el alma y la conciencia –cuya manufactura supone el fin de la frontera entre realidad y ficción–.

Los Ángeles. Noviembre, 2019. Replicantes y megalópolis. De “Blade Runner” a “Ghost in the Shell”, y después a “Matrix”, para volver de nuevo a un cyborg con problemas de identidad. Siempre el individuo como referente a la hora de abordar los peligros de la tecnología y la evolución humana. La película de Sanders organiza una parte importante de la ciencia-ficción “noventera” –aquella que nos advertía de ciertas amenazas que cada vez resultan más cotidianas– y se vale de ella para poner en marcha un ejercicio de estilo donde la arquitectura vertical de enjambres habitacionales y figuras holográficas, deshumaniza el futuro de nuestra especie: una raza cada vez más artificial. Es todo un acierto que la cinta busque refugio en el aroma de aquella época. El resultado es una ambientación “retro” a la altura del mejor ciberpunk. Incluso se han traído toda la contundencia de Takeshi Kitano de entre los cables y los microchips de “Johnny Mnemonic”. Por otro lado, es cierto que San Miguel ha perdido una oportunidad maravillosa de product placement, pero al menos suena el tema principal de Kenji Kawai en los títulos de crédito finales, para ponernos la piel de gallina, una vez más.

Manu Castro
@ManuCastroLSO
(03-04-2017)

 

• Lo mejor: Es una experiencia visual muy potente.
• Lo peor: Ir a verla (sólo) con la comparación en mente.

 

 

Título Original: Ghost in the Shell | Género: Acción / Ciencia Ficción / Drama | Nacionalidad: USA | Director: Rupert Sanders | Actores: Scarlett Johansson, Pilou Asbæk, Takeshi Kitano | Productor: Ari Arad, Michael Costigan, Steven Paul | Guión: Masamune Shirow, Jamie Moss, William Wheeler, Ehren Kruger | Fotografía: Jess Hall | Música: Lorne Balfe, Clint Mansell | Montaje: Billy Rich, Neil Smith

 

Sinopsis: Un Japón futurista. Meera (Scarlett Johansson), también conocida como la Mayor, es la líder de la Sección 9, un grupo de trabajo de élite cuyo objetivo es luchar contra el ciberterrorismo y los crímenes tecnológicos. Al mando de esta unidad de operaciones encubiertas está Aramaki (Takeshi Kitano), y en ella destaca Batou (Pilou Asbæk), un ex militar considerado como uno de los agentes más salvajes del grupo. Pero, después de una peligrosa misión, el cuerpo de Kusanagi ha quedado dañado y, ante la imposibilidad de salvarlo, es sometida a una operación quirúrgica para trasplantar su cerebro a un cuerpo robótico. Este nuevo cuerpo artificial le permitirá ser capaz de realizar hazañas sobrehumanas especialmente requeridas para su trabajo. Entrenada para detener a los criminales y extremistas más peligrosos, la Mayor se enfrentará a un fanático hacker, cuyo único objetivo es acabar con los avances de Hanka Robotic en la tecnología cibernética. Cuando la agente cyborg inicia su búsqueda para encontrar al misterioso informático, se ve inmersa en una serie de intrigas políticas y secretos de Estado que la pondrán en peligro y la harán dudar de todo, hasta de sí misma.

 

 

 

 

 

 

 

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