Train to Busan (2016)

Train to Busan (2016)

 

Próxima parada, un mordisco.

Vivimos en la era del zombie mainstream, no cabe duda. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, pues que hoy día hasta tu tía la del pueblo sabe que para acabar con un cadáver andante hay que destruir su jodido cerebro, por ejemplo. Esta nueva realidad no tiene por qué ser algo intrínsecamente negativo; personalmente me parece bien que la peña controle ciertos temas, por si un día sucede lo peor. Sea como fuere, los muertos vivientes ya nos son cosa exclusiva de la serie B o la Z, toca asumirlo. Hay niños que meriendan tiros en el coco y vísceras sanguinolentas. Los tipos raros que consumían gore a escondidas en sus habitaciones, están en vías de extinción; aquella estantería mugrienta y medio escondida del videoclub desapareció hace tiempo. Ahora estos seres aberrantes salen por televisión y están en las videoconsolas. Por supuesto, el lado negativo de este fenómeno es el acostumbrado: la comercialidad desmedida. Saturación, reiteración y copia son ya conceptos habituales en el subgénero. Estandarización y blanqueado para conseguir lo inocuo: un producto asequible. De vez en cuando nos encontramos con alguna aportación meritoria o un giro inesperado, pero cada vez es menos habitual sentir el frescor de la sangre aún sin coagular en el cine zombi. En este contexto, “Train to Busan” se queda a medio camino entre un “más de lo mismo” y un “hostia, eso ha molado”. Hay bastante más de lo primero, por eso el film de Yeon Sang-ho acaba en vía muerta, si me permitís el símil ferroviario.

Zombis y anfetas a bordo de un tren bala. Cuando salí de la proyección de “Guerra Mundial Z”, lo hice arrastrando una decepción malsana. Aquella adaptación hacía aguas por todas partes y como película zombi era más bien un despropósito. Luego volví a verla en casa, después de meses liberando la bilis acumulada, y conseguí disfrutarla; aunque rogué de manera ferviente, a todos esos seres imaginarios que viven en las alturas, que este modelo de muerto reanimado no se pusiera de moda. No me hicieron demasiado caso, al menos no con esta película. Una cosa es correr un poco, sprintar puntualmente, y otra es… en fin, sabéis a qué me refiero. Arranca “Train to Busan” con un par de escenas inquietantes, una presentación de personajes apresurada y muchas ganas de pulsar ese botón que activa el ritmo vertiginoso y la acción trepidante. Nos subimos en el tren a la carrera –que sale de Seúl–, rumbo a Busan. En la estación se monta el primer pitote de placajes y mordiscos (poca sangre, será la tónica general durante el resto del film). En medio del caos, unos cuantos infectados se cuelan sin billete en el AVE coreano. El virus cabrón pone en forma a todo aquel inoculado de manera violenta. Saltos y acrobacias, incluso castells, se adueñan de la pantalla; por momentos apetece saltar en marcha para dejarse morir entre abrazos caníbales.

Atención usuario de cercanías: este tren va hasta el culo de clichés. El protagonista es un mezquino hombre de negocios que inicia el camino de la redención en pleno advenimiento zombi. También hay ciudadanos working class, un equipo de béisbol (ve y apaña un bate, muchacho), unas jubiladas, un mendigo y el ineludible tipo trajeado y despreciable –el típico cobarde que va sorteando a la muerte mientras jode al resto del personal–. Se remata la tripulación con una embarazada, una niña experta en pucheros y un par de váteres muy cucos. A los personajes planos y la moralina de saldo, hay que añadir unas actuaciones, con sus respectivos diálogos, que chirrían más que el Talgo tomando una curva. La construcción de los roles es nula, el guión ramplón y la narración tediosa en demasiados momentos, quedando todo ello supeditado a la búsqueda de una espectacularidad que se logra en ocasiones puntuales. Cero terror, demasiada acción; este desequilibrio rompe la película. Cuando los supervivientes se lían a palos y entran en combate cuerpo a cuerpo con las criaturas, a un servidor se le desmonta el tinglado a pedazos –algo parecido me sucede con “The Walking Dead” y su uso y abuso del destornillador como herramienta de lobotomía–. Ambas situaciones matan la tensión y destruyen el nivel de amenaza. En cuanto a la salsa, la casquería ni está, ni se la espera; no vaya a ser que jodamos las previsiones de taquilla. Por cierto, en Corea la buena la película ha sido un éxito rotundo.

Si habéis aguantado hasta aquí, pensaréis, joder, vaya lija le está dando al invento este. Pues ahora un quiebro sorpresivo: la he disfrutado, a ratos, eso sí –y asumiendo su condición de pedo mal tirado–. Queda claro que al trayecto le sobra media hora y mucha broza innecesaria, pero a nivel visual podemos disfrutar de un par de secuencias muy potentes; incluso tiene algún toque de humor gilipollas que se agradece. La cinta se sostiene a golpe de escena puntual, así que, no os asustéis si durante su visionado alternáis momentos de euforia con otros en los que os encantaría ver descarrilar todo el maldito convoy. Para finalizar, podría comentar el supuesto tono de denuncia social y la crítica hacia el sistema –capitalista, imagino– que se le atribuye a esta obra; hay gente que se hace unas pajas mentales preciosas. El abajo firmante no ha detectado nada que indique apreciación alguna al respecto; ni la menor de las reflexiones, más allá de que el protagonista sea una especie de especulador sin escrúpulos (spoiler – involucrado de alguna manera en el brote infeccioso) o el conato en plan “sálvese quien pueda” que se marca parte del pasaje. En todo caso, este tinglado tiene el nivel subversivo de un anuncio de la Coca-Cola, algo que incide en ese tono neutro que trata de alcanzar la producción a toda costa.

Manu Castro
@ManuCastroLSO
(08-12-2016) (FICX54 – Géneros Mutantes)

 

• Lo mejor: Las escenas de los túneles y la persecución masiva de la locomotora.
• Lo peor: Su ligereza narrativa y la falta de pulso de muchas de sus secuencias.

 

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Train to Busan (2016)

 

Título Original: Busanhaeng | Género: Acción / Drama / Terror | Nacionalidad: Corea del Sur | Director: Sang-ho Yeon | Actores: Yoo Gong, Soo-an Kim, Yu-mi Jeong | Productor: – | Guión: Sang-ho Yeon | Fotografía: Hyung-deok Lee | Música: – | Montaje:

 

Sinopsis: Sok-woo viaja con su hija Soo-ahn en el tren de alta velocidad KTX que va desde Seúl hasta Busan y une los 442 km que separan las dos ciudades. El trayecto empieza sin problemas, pero pronto una chica muestra síntomas extraños y pierde el control. Cuando los viajeros del tren son conscientes de que tienen ante ellos un virus zombie y que la joven es una infectada, intentarán sobrevivir con todas sus fuerzas a la infección que se extiende por el sur de Corea y así salvar sus vidas.

 

 

 

 

 

 

 

Train to Busan (2016)

 

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